Si este blog lo hubiera empezado
a hacer cuando llegué, habría sido muy diferente. Comenzaría contando mis
impresiones de la ciudad, lo fea que me parecía, cómo me desesperó la búsqueda
de departamento (que duro sólo dos días, pero se me hizo eterna) y lo mal que
me sentaba la comida. Pero no, ya llevamos más de dos semanas aquí y mis
primeras impresiones, afortunadamente, han cambiado. La ciudad tiene zonas muy
agradables, nuestro departamento me encanta y la comida también.
Y ahora, disfrutando de internet
por cortesía de algún amable vecino, nace este blog, como un diario, un sitio
para el puro cotilleo, donde comentar las cosas que me parecen curiosas y mi
vida aquí.
Así que empezaré hablando de
nuestro departamento, que fue mi obsesión durante los primeros días. Al llegar
aquí intentamos arrendar por agencia, pero resulta que pillaba el cambio de
estudiantes de semestre y había mucha demanda. Además, Santiago tiene pocas
zonas en las que apetezca vivir, estén bien situadas y sean asequibles. Y otro
factor a tener en cuenta son los gastos comunes: los departamentos están en
macrobloques nuevos en cuya azotea hay piscina (enana), quincho (barbacoa),
gimnasio y lavandería, dando unos gastos mensuales de hasta 80.000 pesos (que
son unos 135 eurazos), a los que hay que sumar los otros gastos (agua, luz,
etc).
En una de las dos principales
agencias nos enseñaban sólo el piso en fotos y nos metían mucha prisa, porque
había tanta demanda que lo podían reservar en cualquier momento. Y a mí esas
cosas me agobian. En la otra agencia, que parecía presionar menos, nos pasaron
un par de direcciones que nos interesaban y fuimos a ver uno. Estaba en
Santiago Centro, en una calle de bastante tráfico y era un tercero. Aquí tengo
que aclarar que los ventanales de aquí son bastante malos, ni aíslan del frío
ni del sonido. El caso es que el sitio estaba bien pero se oían los autobuses
como si pasaran por tu salón. Además, estaban los carabineros al lado. Y, otra
aclaración, les apasionan las alarmas de los coches y cada dos por tres están
sonando, deleitándonos con una multitud de “melodías” a cual más molesta. Vamos,
que el departamento era una fiesta. Salimos, comemos y llamamos al de la
agencia para decirle que no nos interesaba y el cachondo nos dice que ya se lo
habían arrendado a otros… Muy majos. Entonces fuimos a ver la zona donde estaba
el otro que nos gustaba, que resulta que el último inquilino, un español, lo
había reventado y tenían que cambiar hasta el papel. Bueno, pues se supone que
era una zona “apta” para vivir y me pareció deprimente. Era una mezcla de
rascacielos, garajes, almacenes y casas casi derruidas. Vamos, un placer para
los sentidos y la seguridad personal. Así que departamento descartado también.
Al volver al hostal nos
comentaron que para buscar piso, mejor ir por los bloques preguntando a los
porteros, porque muchas veces no los publican en internet ni ponen carteles.
Así que Andrés se fue una mañana y de rebote (buscando otro departamento que
habíamos visto en internet), fue a parar al nuestro. Yo quería esa zona para
vivir (Providencia), porque es una mezcla de bloques nuevos, casas bonitas,
comercios y cerca del centro pero sin ser una zona muy ruidosa. Así que cuando
Andrés me dijo que había visto este departamento, no me hizo falta ni verlo, le
dije que lo cogiéramos: ni tenía ganas de mirar más ni quería otra comuna.
Y aquí estamos, no tenemos piscina ni quincho
ni gimnasio, con lo que los gastos comunes son mucho más aceptables. Y, la
verdad, viendo las fotos de las otras piscinas, una pileta de unos 8x4m que no
cubre, siendo usadas por los habitantes de más de 100 departamentos… no dan
ganas de utilizarlas (y los que me conocen, saben que tampoco iba a usar el
gimnasio).Y encima el departamento es hasta
grande.
Cocina en la que cabemos los dos pidiendo la vez, pero muy apañada.
Salón-comedor con un sofá de verdad (la mayoría eran tipo sofá-cama-futón para
que duerma alguien más pero que no aguante sentado nadie). Ah, y tele por cable (con la MTV
y todas mis series chorras!!).
Mini terraza, que al
ser un piso 15, tiene unas vistas muy
buenas, que enseñaré en otro post, (considerando todo lo buenas que pueden ser en esta ciudad).
Dormitorio
con cortinas black-out porque no, no hay persianas, y no, el black-out no sirve
para nada, como se puede apreciar claramente en la imagen, tomada por la mañana, con todo cerrado. Ya me estoy acostumbrando, pero al principio, en cuanto salía el sol, me despertaba cada media hora.
Y baño, con ventana y una bañera en
la que sólo quepo sentada, pero tiene!!
Respecto a los ruidos, aún siendo un 15, se oye
el tráfico, las obras de alrededor y, cómo no, las alarmas.
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